Hace poco volviendo de Cádiz, paramos en el Hard Rock de Marbella.
Era primera hora de la tarde y nos sentamos en la terraza. Hacía una tarde buenísima. Todo estaba muy cuidado. Los camareros muy atentos, jóvenes y guapos, la decoración muy Hard Rock y el café bueno.
Siempre que puedo procuro curiosear en los lavabos de los establecimientos que visito, dicen mucho del local.
Estaba limpio. De diseñito. Pero lo mejor.... el olor. Me hubiera podido tomar el café allí. Enseguida busqué el dispensador de olores y... allí estaba en una esquina (Aromarketing, he trabajado con ellos varias veces). Si no me equivoco, olía a tarta de manzana, aroma evocador, entrañable, hogareño... Imposible salir de ese baño sin una sonrisa.
Hay empresas que tienen hasta el más mínimo detalle en cuenta y siempre es un pequeño placer descubrirlos.
Marketing sensorial, estimulación de los sentidos. Quizas el olfativo sea el más imperceptible en un Hard Rock, dado que la estimulación de los otros sentidos es constante.
Y eso que solo me senté en la terraza........
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